Utilitario 1
Al final del carril, cuando el tráfico está colapsado y me incorporo a otra vía con mi utilitario, observo que impera una ley no escrita que casi todos obedecemos. Es el mandato del sentido común: uno y uno. Van pasando los coches alternativamente, uno de los que se incorporan, uno de los que ya venían circulando por el carril.
Hay, sin embargo, algunas personas que no entienden de sentido común y no ceden ni un hueco. Se arriman al coche que tienen delante y evitan girar la vista, como si no se hubieran percatado de que alguien desemboca por la derecha. Me enfado por un momento cuando una de estas personas me cierra el paso, un instante fugaz en que mi cerebro se ve invadido por palabras de bella sonoridad: gilipollas, subnormal y cosas así.
Después me abandona el enfado y me invade la compasión. Pobres gentes, que tienen que luchar por victorias mezquinas al volante, vidas de mierda, perdedores en todo lo demás, que no me ceden el paso porque así pueden sentirse victoriosos por un instante.
Más tarde no siento ira ni piedad. Esas vidas no merecen ser vividas, pienso. Y ya sólo me invade el desprecio.
* La foto es de _Asane_
DUDAS 
Primer capítulo de una nueva serie de pseudoficción. Va de un conductor asqueado, cínico y cabroncete.
Bravo por la nueva serie! Me estoy releyendo Conocimiento del infierno, de Lobo Antunes, y todo lo cuenta desde el coche, recordando el hospital psiquiátrico donde trabajó, la guerra en Angola, sus proyectos literarios, a veces hablando de él en tercera persona, a veces dirigiéndose a su hija o bien creando un esperpento de sueños y pesadillas que logran acercarse más a la verdad que la verdad en sí. La vida que consideramos normal es la verdadera locura. Y la muerte.
Definitivamente tienes dos opciones:
Currar más cerca de casa o vivir más cerca del curro.
Esto está empezando a afectarte, aunque a tu prosa le sienta bastante bien 🙂