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PARQUE LOS NOGALES DESDE MI CÁMARA (I DE IV)

Barrio Parque Los Nogales, Alcalá de Henares. Madrid. España. Fecha 19/01/2013

Barrio Parque Los Nogales, Alcalá de Henares. Madrid. España. Fecha 19/01/2013 SERIE UNO

Barrio Parque Los Nogales, Alcalá de Henares. Madrid. España. Fecha 19/01/2013

Barrio Parque Los Nogales, Alcalá de Henares. Madrid. España. Fecha 19/01/2013 SERIE UNO

Barrio Parque Los Nogales, Alcalá de Henares. Madrid. España. Fecha 19/01/2013

Barrio Parque Los Nogales, Alcalá de Henares. Madrid. España. Fecha 19/01/2013 SERIE UNO

Barrio Parque Los Nogales, Alcalá de Henares. Madrid. España. Fecha 19/01/2013

Barrio Parque Los Nogales, Alcalá de Henares. Madrid. España. Fecha 19/01/2013 SERIE UNO

Homenaje al barrio Parque Los Nogales es una serie de fotografías en HDR con un tono personal, cargada de luces potentes y un atardecer de enero que estaba difuso de colores. Ese estilo de fotografías tomadas a última hora, todavía pienso que no hay mejor fotografía de la que uno se siente inspirado. Esta vez salí un día de lluvia, miré a  través de los charcos y me encontré edificios que se reflejaban.

No hay nogal que no me inspire poesía, ni almendras que no me recuerden mi niñez, esa que pasaba subido a unos árboles que florecían de rosa-nata cada primavera y había una época del año que regalaban almendrucos.

A veces cuando miro el fuego recuerdo esas fogatas que hacíamos de palos y ramas  dentro de Forjas, una vez mi olor a humo y la piel llena de roña me delato, no hubo calle al otro día, y eso si que me dolía.

Me acuerdo como si fuera ahora cuando en Forjas vivían los gitanitos (uno le llamabamos Blancanieves porque no se lavaba), en aquella época pasaban los de su etnia con el espectáculo de la cabra y  la escalera, mientras algunos pocos vecinos salían de la terraza para dar unas cuantas pesetas.

También recuerdo que había un camino de tierra que empezaba en el puente y se bifurcaba en dos, justo en la curva «peligrosa», uno de ellos si tirabas recto te llevaba a la estación de tren de Alcalá de Henares (en ese hubo una época que se escondia un exhibionista) y el otro que era pasando la curva, subiendo una cuesta pasando el Dulcinea, te llevaba hasta los Maristas o el Colegio San Ignacio de Loyola. Justo este último camino era el que acababa haciéndolo montado en bicicleta con los amigos del barrio, Albertito, Emilio, Nene, etc, Al final del día acabábamos visitando a los profesores de religión que para mí eran unos profetas, estos cristianos me parecían los mas enrollados del mundo sus clases de religión parecían de todo menos de religión, ya que cantábamos, bailábamos, hacíamos juegos y hasta incluso los de octavo hacían obras de teatro, Jesucristo Superstar. En esa cuesta que andaba con la bicicleta, cuando me hice más mayor mi padre me dejaba «conducir», bueno eso es lo que pensaba porque realmente movía el volante del camión subido a sus rodillas, no había cosa que me hiciera más feliz que «conducir el camión de mi padre».

Me acuerdo que una noche de verano sin más ardieron las chavolas de los gitanitos y se marcharon sin ya volver al barrio, mi hermano en esa noche de «cristales rotos» se encontró unos nudos marineros, nos gustaron tanto que decidimos ponerlos en un cuadro de marco blanco con un fondo de terciepelo rojo,  justo en la pared al lado del escritorio.

También vi el barrio Parque Los Nogales cuando no había nada alrededor edificado, todo era un campo. Estaba separado Los Nogales del resto de Alcalá por las vías del tren y un puente de hierro que lo cruzaba sólo con mis padres. Era tan pequeño el barrio, que me acuerdo hasta de los coches de los vecinos de aquella época, siempre me acordaré del coche que me resultaba más espectacular cuando era niño, era de un vecino del portal de al lado, un Peugeot 405 Mi16 rojo con alerón y ruedas gordas, parecía un fórmula 1, soñaba con que me diera una vuelta.

Me acuerdo que el barrio era algo especial, era un pueblo dentro de Alcalá de Henares todos nos conocíamos, los frutos secos, la tienda de Manolo, Bar Los Pinos, Bar Los Nogales, La Bodeguita, etc. La única comunicación con niños de otros barrios era a través de los compañeros del colegio Dulcinea que venían de fuera. A veces se volvían como de nuestro barrio. También me acuerdo del grupo de los mayores, algunos de ellos se autodenominaban S.O.D.

Las madres a algunos de nosotros nos llamaban desde el balcón para que subiéramos a casa, y si estaba detrás del bloque siete me regañaban porque había salido del barrio, ya que allí se escondían algunos para fumar sus primeros cigarrillos o darse sus primeros besos, y en vez del Alcalá Magna había un campo de espigas, éstas crecían en primavera más de un metro y coloreaban el paisaje de un amarillo impresionista que lo recuerdo como un buen cuadro de esos que valen millones.

Para mí la mejor época era primavera esa que ya sentía que faltaba poco de colegio, hacíamos laberintos en los trigales y jugábamos a pillarnos. Unos nos buscábamos a otros sin saber que el agricultor estaba perdiendo su cosecha, la verdad que no recuerdo muchas épocas que se produjera esto pero siempre me acuerdo.

Ese barrio que está lleno de nogales, me ha visto crecer, hasta hacerme joven y quizá mayor, quién sabe. Dicen  los libros que uno no es de ninguna parte, pero yo digo que uno es de su barrio de toda la vida.

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Parque Los Nogales desde mi terraza.

El árbol de Dalí.

  1. Miguel Rodríguez Ramos
    agosto 11, 2013 a las 3:30 pm

    Hola soy miguel de la nueva generación de los nogales me ha gustado mucho la historia de como ha sido y será el mejor barrio del mundo
    Saludos

  2. agosto 11, 2013 a las 5:19 pm

    Gracias Miguel, las cosas nunca son iguales. Los Nogales son algo especial, para mi son mi infancia y mi familia.

  3. Lorenzo Rubió
    noviembre 10, 2015 a las 7:47 pm

    Hola me llamo Lorenzo Rubió, exalumno y residente de la Escuela Cardenal Cisneros, en la cuesta de teatinos,y durante tres maravillosos años, vecino de Los Nogales, en la escuela Dulcinea, hacíamos nuestra práctica docente, y las clases de religión, pudimos compartir con ustedes la satisfacción de soñar y disfrutar con chicos, chicas y familias, apoyados de la logística del Hno. Pablo (cruz, decorado, luces, efectos, ) del Jesucristo Superestar. Por encima de lo que significaba, significaba, el hacer algo y crecer juntos, como adolescentes. Nunca podré estar agradecido por haber recibido tanto y desde este lugar, el abrazo cariñoso para el barrio, sus familias, las actuales, las de antes, las de siempre

  4. noviembre 11, 2015 a las 12:15 am

    Jejejeje, gracias de corazón a vosotros Lorenzo Rubio, sois y erais muy buena gente yo me acuerdo mucho de ustedes, a muchos chavales creo que nos metisteis muy buenas ideas como ayudar a gente más necesitada, hacer obras de teatro, ver el colegio como un lugar diferente no sólo al que se va aprender. Me acuerdo de las pintadas a las afueras del colegio dulcinea con vuestros nombres, Chema, Nando, etc. Hace un par de años estuve en Quito en el colegio de ustedes marista con Francisco Javier Pérez que por cierto se portó muy bien y les pregunté por los que todavía me acordaba de ustedes que me había dado clases en el C.P. Dulcinea, fue algo bonito, espero que os vaya bien a todos. Yo siempre me acuerdo de esa época como algo grande.
    Un abrazo.

    • Lorenzo Rubió
      noviembre 11, 2015 a las 2:53 am

      Hola Carlos, un abrazo desde Paraguay donde hace 23 años que resido y sigo creyendo en la solidaridad y la educación como factor de cambio.

  5. marzo 8, 2018 a las 5:41 am

    Ojalá algún día vaya para Paraguay y podamos conversar en persona, si vienes a Ecuador, Quito, quizás nos podríamos tomar un café, ahí lo dejó. Un abrazo

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