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Archive for the ‘Pequeñas historias de la vida diaria’ Category

El Córdoba de mi abuelo

En 1996 mi abuelo compró el que iba a ser su último coche: un Seat Córdoba blanco. Yo le acompañé al concesionario cuando se lo dieron. En los veranos íbamos al pueblo en él, y allí me pasaba muchas sobremesas de julio metido en el coche, siempre en el asiento del conductor, escuchando la retrasmisión del Tour de Francia. Por aquella época hice este dibujo:

Seat Córdoba

De vuelta en Alcalá, el coche siempre estaba en uno de los sitios de aparcamiento frente al portal de mis abuelos. Cuando unos pocos años después empecé a salir de noche con los amigos, recuerdo que lo veía siempre al volver de fiesta, y muchas noches comentaba que me daba pena que el coche estuviera tan poco utilizado. Cuando me saqué el carnet de conducir empecé a conducirlo, pero muy esporádicamente, tan sólo en los inolvidables viajes mano a mano con mi abuelo para el Domingo de Ramos.

En 2008 terminé la carrera, empecé a trabajar en Madrid y mis abuelos me dieron el coche para que pudiera ir más fácilmente a la oficina. El Córdoba tenía 12 años pero sólo 30.000 Km. El viejo sueño se había cumplido, el coche iba por fin a cabalgar de seguido y yo me iba a sentar en el asiento del conductor para algo más que escuchar la radio.

Uno alcanza con su coche cierta intimidad intransferible. El tacto del volante, la resistencia del pedal de freno, el sonido de los intermitentes, el movimiento de la palanca de cambios. Algunas mañanas hacía el trayecto hacia Madrid con la música apagada, escuchando el sonido del motor y de las ruedas, el golpe del aire contra los cristales.

 CAM00280

Los años fueron pasando y la distancia recorrida iba subiendo, pero el coche seguía funcionando perfectamente. Pasados los 100.000 kilómetros empecé a plantearme la compra de un sustituto más nuevo, confortable, potente y seguro. Pero me costaba mucho decidirme a dar el paso; creo que en ello había cierto sentimiento de lealtad a un coche que nunca nos había fallado, con el que nunca habíamos tenido ningún accidente y al que me unía algo muy especial: la propiedad compartida con mi abuelo.

Finalmente en el verano de 2015 me decidí a cambiarlo. El Córdoba iría al desguace, pero antes quise llevarlo al punto exacto en el que solía estar aparcado durante tantos años, donde yo lo veía al volver con los amigos en tantas noches de juventud. Mi abuelo bajó a despedirse de él y nos hicimos unas fotos.

Recorte1

Recorte2

Ya no fabrican el Seat Córdoba. Si hubiera que buscar algo parecido, sería el Seat Toledo, el coche nuevo que elegí con una mezcla de pragmatismo y fidelidad. Me gusta mucho esta foto del Toledo en el patio del chalet en Calzada de Valdunciel, con las pinturas que hizo mi abuelo:

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Carta desde Alcalá, dedicada a Carlos Fdez. Grouchoo

El otro día soñé que volaba, o, mejor dicho, que flotaba y me movía ingrávido a unos metros del suelo, veía a todos desde arriba, sin mancharme, iba hacia donde me daba la gana, el mundo era bondadoso y acolchado, y yo sentía, ¿cómo decirte?, esa amortiguación de la vida que te da el tercer botellín a estómago vacío.

No sé cuántas veces he releído tu carta tan emocionante pero tan nostálgica, y otras tantas veces he perdido la batalla de atreverme a responder con unos buenos párrafos. ¿Por qué censuramos el impulso? ¿Por qué cerramos los ojos a la verdad? ¿Por qué buscamos la profunda tristeza de un escritor que no escribe, la dolorosa auto-traición?

Me siento algo perdido en este mundo de whatsapp y multitarea. Quiero escribir cartas largas y buscar la íntima belleza de las cosas sencillas y de la lentitud, apartar lo fugaz y enfocarme en lo esencial. Pero vuelvo a perder la batalla contra mí mismo y me pongo otro capítulo de Homeland.

Después vuelvo a leer tu carta y me transporto mentalmente a esa noche de verano junto al puente, a los tiempos de fotografías analógicas, cuando no sabías el resultado del disparo hasta dentro de unos días, y vuelvo contigo al graffiti de Mundo Mágico del Ellacuría, al Loco de la Colina, a una camiseta de los Héroes y a la escalera de caracol de la biblioteca de Caracciolos. Y poco a poco siento que vuelvo a ser más yo, un yo más de verdad que el que pinta mi muro de Facebook.

Salgo a la calle y subo el puente sobre la vía del tren, esa herida que separa tu barrio del mío, busco el tacto infantil de la malla metálica y me quedo en lo alto como un señor chiflado que está sintiendo el viento de otros días, esperando a que pase un tren para saludarlo en la esperanza de que el maquinista haga sonar la bocina.

Decía Machado que se canta lo que se pierde, pero yo no me voy a detener en lo que se ha perdido porque también quiero creer en el poder creador de las palabras, y voy a actuar cómo si fuera posible crear otra realidad mediante el truco de invocarla.

carlosyo

Colegio de Caracciolos, ¿2002?

 

TESOROS, CARTA DESDE CUENCA, DEDICADA A P. DANIEL CARRILLO

P. Daniel Carrillo y Grouchoo

P. Daniel Carrillo y Grouchoo. 2 de enero del 2009.

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Empieza un libro de historia marxista que me estoy leyendo estos días “si el calendario cósmico se redujera a un año, la presencia del ser humano en la tierra se cronometraría a partir del último segundo”. Decía Leonardo Da Vinci “quién de verdad sabe que habla, no encuentra razones para levantar la voz”, pero con la frase que me quedaría ahora es con la de ”un amigo de verdad, si es amigo lo de verdad es redundante y no hace falta llamarle amigo”.

Creo que por eso hoy he decidido ponerme a escribir una carta de esas que uno nunca publica, ya sea por timidez o vagancia, pero más allá de todo eso quizá lo que diga ahora sea redundante porque el pasado siempre tiene algo de repetitivo e idílico, pero es que hoy me ha dado por mirar el retrovisor y la verdad que no me creería que llevamos tantos años con Dudas (desde el 2006) y ya seis años fuera de casa (uno y medio en Portugal, otro en Escocia y casi tres en Ecuador). Si tuviera que sacar de la hemeroteca algunos buenos recuerdos seguramente me quedaría con el post Inspirando a Marcos por eso que habla de nuestra amistad “Quizá el momento clave fue una noche de verano en la que nos lo encontramos al lado del puente de mi barrio, acababa de llegar de un viaje que iba a ser sólo a Cádiz y acabó siendo a África, … ”, y si fuera un post sobre fotografía me quedaría Las 55 mejores fotografías de Grouchoo, pero realmente del día que siempre me acuerdo, fue del que fuimos a cenar a Guadalajara a casa de Angelillo, te acuerdas que era invierno y hacía un frío del carajo, se me inundó el coche y después de un rato achicando agua los dos nos pusimos a reír de lo que nos había pasado. Me acuerdo que íbamos rumbo a Alcalá con la luna empañada de vaho por el humedad caliente que había dentro y el frío que hacia fuera, pasabas el trapo mientras me hablabas de bajar a Cádiz, yo te decía que no tenía dinero y tu además tenías que trabajar, te acuerdas que decíamos «na es eterno» y que gran verdad. Era un día de diario e iba la A-2 vacía, pero es que todo lo que íbamos hablando acabada en risas. Creo que me acuerdo tanto de esa noche porque no siempre uno tiene el momento mágico de tener el coche inundado, estar a la 1:30 o 2 de la mañana perdidos por Guadalajara, y la complicidad de una noche genial con un buen amigo.

No sé por qué hoy hablo de esto y aquello, con todas las cosas que te podría contar que me están pasando, quizá sea porque últimamente no hago fotos con mi vieja Canon 400D, ni escribo notas sueltas entre los libros, ni cuento las viejas historias de cuando decía que era “comunista” y saltaba a por banderas desde las alturas. Creo que toda esa magia se paró como se para la vida cuando uno escribe una carta, por cierto la última que recibí a papel fue una postal de Rusia del amigo Abel Moreno, me llegó a Jipijapa con Correos de Ecuador, como anécdota sólo llegó la postal y un céntimo de rublo, lo demás, que eran unas monedas junto con un billete ruso y un pin de esos comunistas de la época desaparecieron, pero que contradicción lo del pin, comunistas y se utilizaban para identificar la clase social.

El sueño más repetitivo que tengo últimamente esta en ese patio de la casa de Vallecas que tenía una vieja parra, para mí era el mejor del mundo y la parra la que mejores uvas daba, y eso que eran agrias, con mucho hueso y arrugadas por el tiempo. Pero es que para mí no era comparable ni con el Patio de los Leones, ni con los famosos patios del centro de Córdoba; ya sabes que la casa la construyó mi abuelo Pepe después de la guerra, la hizo con unos amigos y estuvo en mi vida hasta que me vine a Ecuador, a veces esos sueños se convierten en pesadillas porque hay cosas que todavía no me acostumbro, y es que para mi era era la mejor del mundo, a pesar de estar en Vallecas y en un barrio lleno de gitanitos, y es que en ella guardo los mejores recuerdos de mi infancia y juventud, la herencia de saber que algo todavía no se acaba y el jugar con mi abuela a las cartas, siempre me dejaba ganar.

Por seguir escribiendo algo, te contaré que echo de menos esas tardes de café por el centro de Alcalá de Henares con los amigos de siempre, también los partidos de frontón, el telefonillo sonando, y las comidas de mi madre, porque pienso que no hace mucho todo era más auténtico, ahora las redes sociales y los grupos de WhatsApp no son ni la mitad de profundos que todo eso que cuento. Me acuerdo que durante bastantes mañanas de invierno quedábamos para ir a la biblioteca, «madre mía», cuantas veces me quedé dormido delante de los apuntes mientras Marcos me imagino que se pondría a hacer alguna tontería, seguro que cualquier cosa que hiciese para él era el mejor chiste del mundo y tú te quedarías pensado que no era muy gracioso. Dónde estarán esas copias de las películas de los Hermanos Marx que me grababa o esos libros que cambiamos con Javier Cañones, para nosotros eran tesoros a punto de ser descubiertos pero lo mejor sin duda era el café de la mañana. A veces me pregunto, ¿dónde estará el humo de los puros que me fumaba mientras yo me imaginaba que la vida era lo que yo quisiera que fuera? … Latinoamérica en motocicleta, un libro de poesías viejo, una empresa de pollos en España, Ariadna esperándome con la mirada encendida, y una foto en el periódico de un Nobel alcalaíno en literatura.

Las veces que me quedé a dormir en casa de mi amigo y compañero de universidad Daniel Sande, que bien se portó conmigo, hay días que me acuerdo de la paciencia que tuvo. Y eso Dani, que han pasado muchas cosas buenas por Ecuador y me junto con nuevos amigos, voy a buenos lugares a comer y no hay día que hablemos de la nueva filosofía, el Intermedio de Wyoming, creo que lo vemos  con la esperanza  que cambie la cosa en España, que la crisis fue un mal sueño de unos días.

Pero es que llevaba tiempo dándole vueltas, sobre qué escribir en el blog, pero siempre pienso que mañana será mejor la inspiración, y es que nunca me decido a escribir y eso que hay historias buenas que contar (la del robo del móvil en el aeropuerto de Loja, o acabar por lanzar  un buen «paper» de Economía Compleja), pero escribir para leer entre líneas no es tan fácil, eso del duende es una gran verdad. Al final siempre acabo por desayunar con el “run-run” de fondo “es mejor ponerse con la tesis”, es esa obsesión por acabarla, esa losa en los hombros por quitarse, y poder volver a España para celebrar, pero al final, como un abrir y cerrar de ojos ya es tarde para ponerse con la tesis y con el post, con la poesía y con la teoría, me tengo que ir corriendo para clase que mis alumnos ya me están esperando.

Seguramente el Café Gijón lo echaré de menos estas Navidades, porque creo que este año será el primero que no vuelva, cosas del exilio. Quizá cuando vuelva a España ya hayas escrito un libro que me salte una lagrimilla y un par de amigos más se hayan casado. Pero que te voy a decir yo en esta carta que tu no sepas, que nos pasamos la vida esperando que pase algo, y lo único que pasa es la vida…

El camino hacia el Rock – Gary Lorenzo Tribute

El 18 de enero de 2014 los amigos y familiares de Gary Lorenzo nos juntamos en un garito para recordarle con Rock & Roll. Ese día tocaron sus amigos y compañeros de Rock N’Bikes Band, Black Hazes y Botellines, además de otros músicos que quisieron sumarse al evento. Aunque todos le recuerdan como guitarrista, Gary era también muy aficionado a la lectura y a la escritura, así que me pareció que no estaría mal leer algunos de los textos de su blog Agresores Disidentes. Pablo Barranco tuvo la generosidad de acompañar aquellos textos con su guitarra, y allí estuvimos los dos. O los tres, mejor dicho.

(Muchas gracias a Víctor Ort por los videos)

 

Estos fueron los textos leídos (escritos por Gary):

SANTANA

Aún recuerdo cuando le dije a mi padre que quería tocar la guitarra, y me padre me respondió: «pues si quieres tocar la guitarra tienes que escuchar a Santana». Unos días más tarde me trajo un recopilatorio. La verdad es que yo hasta entonces había escuchado a Dire Straits, a Pink Floyd, Bob Marley, Queen, e incluso mangué un disco de Gary Moore en el Alcampo. Aún recuerdo como cogía la raqueta de tenis y me ponía a puntear con dicho utensilio deportivo en ristre, escuchando el Still got the blues del maestro irlandés. Pero Santana me impactó mucho, sobre todo porque mucha de su música sonaba muy diferente al resto. (…) El caso es que esta música me encantó y gracias a Santana me compré una guitarra eléctrica, además me compré el modelo barato de la Gibson SG que utilizó en su primera época. He de decir que terminé por aborrecer a Santana, pero siempre que escucho Samba pa’ ti se me pone la piel de gallina.

 

SULTANS OF SWING

Tengo que decir que mi canción favorita de todos los tiempos, para mí es «Sultans of Swing» de Dire Straits. Fue la canción que me hacía levantarme por las mañanas. Sin esa canción ahora sería un alma perdida y un integrante de pleno de derecho de la generación ni-ni. Fue la canción que me aficionó al mundo de la música, y fue la primera que aprendí a tocar con la guitarra. Bueno miento, creo que la primera fue «Europa» de Santana, pero ahora no lo recuerdo bien, hace ya muchos años de eso. Ese acorde en Re menor con el que arranca la canción me sube las pulsaciones, y por muchas veces que la escuche nunca me canso de escucharla. La habré escuchado un millón de veces sin exagerar. Todavía recuerdo cuando iba colgado de mis «Walkman» caminito de la escuela con esa canción puesta, si no era imposible comenzar. Aún conservo la cinta TDK con los grandes éxitos de los Dire Straits que me garbaron en el insti. Por aquel entonces yo estaba sumido en la búsqueda de identidad musical y existencial. El Hip Hop y el Bakalao era lo que se estilaba en mi barrio, pero a mí no me acababa de gustar aquello. Así que pedí asesoramiento, y poco a poco fuí descubriendo el universo del rock. Primero fueron los Dire Straits. Es un poco raro porque normalmente uno descubre el rock de la mano de AC/DC o Deep Purple, o Metallica. Pero en mi caso fueron los Dire Straits. En aquella época los Dire Straits era la música que le gustaba a mi padre y con la que creció, asi que se estrañó un poco de que me gustara esa música, así que me habló de grupos como Pink Floyd, Police, Chicago, Santana, Rod Steward, Queen, Gary Moore etc… y ese fue mi camino hacia el rock.

 

Más videos de aquel día:

Rock N’Bikes – Long way to the top
Rock N’Bikes – Runaway
Rock N’Bikes – La Grange
Rock N’Bikes – Born to be wild
Botellines
Botellines 1
Botellines 2
Botellines 3
Botellines 4
Black Hazes 1
Black Hazes 2
Black Hazes 3
Black Hazes – Over the hills
Black Hazes 5
Whole Lotta Rosie – Black Haze & Vik Ort
Juan Pedro & CO
Juan Pedro & CO 1
Juan Pedro & CO 2
Juan Pedro & CO 3 – Fortunate Son
Juan Pedro & CO 5
Juan Pedro & CO 4

Listado de temas:

– BOTELLINES
1. Pretty Woman
2. I shot the sheriff
3. Voodoo Child
4. Since I´ve been loving you
5. A million miles away
6. Black magic woman
7. Little Wing

– ROCK N BIKES
1. Long way to the top
2. Runaway
3 . La Grange
4. Breaking the law
5. Don´t you
6. Proud Mary

– JUANPE Y CIA
1. The sky is crying
2- Rory Gallagher
3. Este Madrid
4. La fina
5. Fortunate song
6. Seek and destroy

– BLACK HAZES
1. Falsa sonrisa
2. Tragedia y comedia
3. Purple haze
4. Over the hills and far away
5. Whole lotta Rosie

El día que conocí a Manuel Benitez El Cordobés

Antecedente personal sobre El Cordobés

Desde niño siempre soñé con ser amigo de Manuel Benítez El Cordobés. Recuerdo robar a mi madre un trapo rojo mientras lo movía con arte en el aire y me imaginaba que toreaba con el ídolo en una tarde gloriosa, al lado estaban apoyándome mis amigos, alguno salía mareado del Cohiba, con un sombrero de paja toquilla de medio lado, creo que podría ser yo mismo.

Seguramente mi abuela Felipa y mi abuelo Pepe ya hablaban de él cuando yo no había nacido, pero como casi toda España. No sé por qué se me quedó grabado en la desmemoria su estilo: el salto de la rana, sus cabezazos con el toro, su lidia similar al boxeo, su foto sonriente con Robert  Kennedy. España en aquella época tenía una estética que muchos escritores la tildan de rancia y paleta, pero el Cordobés a través de sus locuras ayudó a transformarla en más desaforada. Su estilo era muy pop, flequillo largo de medio lado, sonrisa casi más grande que su boca y patillas largas, según cuentan en él se reflejaba un pueblo que pedía apertura, libertad y salir de la pobreza de la post-guerra.

Mi padre me hablaba a veces que tenía en casa de mi abuela Felipa un libro llamado … O llevarás luto por mí, decía estar en un baúl perdido por el armario de encima de la cocina, pero la novela no estaba cuando recuperé el baúl, me acuerdo como si fuera ahora, como estaba atado la tapa con unas cuerdecitas de yute y como los agarradores estaban oxidados al cogerlo. En el año 2010 salió una nueva reedición del libro sin las censuras de la época, y éste cayó en mis manos como caen las grandes obras, en dos días me lo leí y siendo más sincero de lo normal reconozco que lloré más de una lagrimita. Estaba de nuevo con el tema de los toros porque estaba viendo la serie Juncal.

Pero mucho antes que leyese el libro de Dominique Lapierre y Larry Collins, ya le decía a mi amigo P. Daniel Carrillo de ir a ver a El Cordobés, a veces soñaba con hacer una película suya en blanco y negro. Desde hace mucho el personaje está en el olvido, ya los famosos son los futbolistas no los toreros, ya no hay maletillas durmiendo a la intemperie en Las Ventas, ya los niños dejaron de jugar en las calles a salir a hombros por la Puerta Grande.

En Ecuador, a principios del año 2013, desayunando en casa de Consuelo, surgió en el grupo de investigadores el debate actual sobre los toros, que si toros sí o que si toros no, y yo les hablé del personaje El Cordobés, este que me hizo interesarme por la tauromaquia. Me dijo Irma, una compañera doctora en zootecnia que tenía unas amigas que tenían fotos con él, la fotos fueron tomadas en una cafetería muy concurrida de Córdoba, me comentó que seguía como siempre, muy extrovertido y sonriente y que se dejaba hacer fotos. Con esta anécdota se me planteó de nuevo la idea de bajar al sur a verle, solo podía en Navidades, cuando volviese a España. Como ya ocurriera años atrás, todo estaba cogiendo forma.

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Nota

Al Cordobés le tengo cierta admiración porque el personaje se lo hizo a base de golpes. Sufrió toda clase de adversidades y tragedias, no se dejó asustar por nada ni por nadie y a base de porrazos y espíritu se hizo un hueco en el toreo. Además de pasar a formar parte de los personajes más famosos de la historia contemporánea de España.

A veces me pregunto, si sus locuras son genialidades, si sus gestos son pura dinamita y sus frases dignas del mejor libro. Quién fue más toro, ¿el Cordobés o el toro?

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Diario del día que conocí a Manuel Benítez El Cordobés

Estoy en Córdoba, 16/1/2014.

08:15

Vibra el despertador del iphone sobre la mesilla. Me levanto con alegría a pesar de estar la casa muy fría y húmeda, mi novia esta durmiendo, el radiador apagado. Miro por la ventana y hace buen día (8º C), tengo la premonición que todo va a salir bien.

08:07 

Me pregunta P. Daniel Carrillo por el Whatsapp: ¿Vas a  ir?.

Respondo: En una hora estaré con él.

Empezamos a inventar preguntas para hacerle. Surgen algunas curiosas, como: ¿hablas inglés?, ¿qué fue de Juan Hornillos?, ¿quién fue el personaje que más te sorprendió?

08:40

Cogemos el autobús.

09:10

Entrada a la cafetería- pastelería, nos sentamos junto a la entrada, nos pedimos unos cafés con leche, un croissant a la plancha y pan tumaca.

10:00

Se hace esperar, miro de vez en cuando a mi alrededor por si acaso aparece pero no hay suerte. Entra una familia gitana, el niño se deja al lado de nosotros la mochila olvidada. La madre se pone a vender calcetines por la pastelería a los clientes y a las dependientas. Nadie la compra y la gitanita dice que nunca le compran y ella si que consume. Tiene un niño muy majo,  finalmente decide desayunar con la familia en la terraza de fuera.

10:30

Aparece el mito para convertirse en persona, lo reconozco con una sola mirada, el mismo Manuel Benitez El Cordobés que siempre he visto en vídeos viejos o fotografías amarillentas.  Al entrar a la cafetería, se para un momento, a un metro de mí, para después adentrarse a toda hostia al final del local, en la única barra posible para desayunar de píe. Tiene gafas de sol negras, vaqueros azules oscuros, zapatillas de correr y una mochila pequeñita negra a la espalda con las letras Dolce&Gabana de colores fluorecentes. Anda con paso firme, se mueve de lado a lado, como si viniera de más de un millón de batallas, lleva peinado con raya a la izquierda y todavía conserva el porte de ser un buen atleta, es un tío de deporte, un buscador de mil vidas que sobrevivió sorprendentemente a cada una de ellas. Me fijo en él y está más joven de lo que imaginaba.

Se hace hueco por la pastelería, está llena gente, las camareras enseguida le saludan como si le conocieran de toda la vida. El Cordobés lejos de sentirse molesto saluda  los que le reconocen como si fuesen parte de su familia. Les da la mano, abrazos y besos a las chicas, se le escapa de vez en cuando esa sonrisa llena de vida que tanto le caracteriza. Se coloca al final de la barra al lado de los baños, pide un cafe con leche y no sé si algo más. Se pone a hablar con un amigo de siempre, no sé si estaba allí por casualidad o porque habían quedado, hasta que aparezco yo en escena:

– Hola Manuel, vengo de Madrid expresamente para saludarle. 

Grouchoo y El Cordobés, 16/1/2014. Córdoba.

Grouchoo y El Cordobés, 16/1/2014. Córdoba.

PARQUE LOS NOGALES DESDE MI CÁMARA (IV DE IV)

Barrio Parque Los Nogales, Alcalá de Henares. Madrid. España. Fecha 19/01/2013

Barrio Parque Los Nogales, Alcalá de Henares. Madrid. España. Fecha 19/01/2013

Barrio Parque Los Nogales, Alcalá de Henares. Madrid. España. Fecha 19/01/2013

Barrio Parque Los Nogales, Alcalá de Henares. Madrid. España. Fecha 19/01/2013

Barrio Parque Los Nogales, Alcalá de Henares. Madrid. España. Fecha 19/01/2013

Barrio Parque Los Nogales, Alcalá de Henares. Madrid. España. Fecha 19/01/2013

Barrio Parque Los Nogales, Alcalá de Henares. Madrid. España. Fecha 19/01/2013

Barrio Parque Los Nogales, Alcalá de Henares. Madrid. España. Fecha 19/01/2013

Barrio Parque Los Nogales, Alcalá de Henares. Madrid. España. Fecha 19/01/2013

Barrio Parque Los Nogales, Alcalá de Henares. Madrid. España. Fecha 19/01/2013

Barrio Parque Los Nogales, Alcalá de Henares. Madrid. España. Fecha 19/01/2013

Barrio Parque Los Nogales, Alcalá de Henares. Madrid. España. Fecha 19/01/2013

Barrio Parque Los Nogales, Alcalá de Henares. Madrid. España. Fecha 19/01/2013

Barrio Parque Los Nogales, Alcalá de Henares. Madrid. España. Fecha 19/01/2013

Post relacionados en el dudas con Parque Los Nogales:

– Parque Los Nogales desde mi cámara I, II, III.

– Parque Los Nogales desde mi terraza.

– El árbol de Dalí.

– Pequeñas historias de la vida cotidiana: la tribu de mi barrio.

PARQUE LOS NOGALES DESDE MI CÁMARA (III DE IV)

Barrio Parque Los Nogales, Alcalá de Henares. Madrid. España. Fecha 19/01/2013

Barrio Parque Los Nogales, Alcalá de Henares. Madrid. España. Fecha 19/01/2013. (I) SERIE TRES

Barrio Parque Los Nogales, Alcalá de Henares. Madrid. España. Fecha 19/01/2013

Barrio Parque Los Nogales, Alcalá de Henares. Madrid. España. Fecha 19/01/2013. (II) SERIE TRES

Barrio Parque Los Nogales, Alcalá de Henares. Madrid. España. Fecha 19/01/2013

Barrio Parque Los Nogales, Alcalá de Henares. Madrid. España. Fecha 19/01/2013. (III) SERIE TRES

Barrio Parque Los Nogales, Alcalá de Henares. Madrid. España. Fecha 19/01/2013

Barrio Parque Los Nogales, Alcalá de Henares. Madrid. España. Fecha 19/01/2013. (IV) SERIE TRES

Barrio Parque Los Nogales, Alcalá de Henares. Madrid. España. Fecha 19/01/2013

Barrio Parque Los Nogales, Alcalá de Henares. Madrid. España. Fecha 19/01/2013. (V)  SERIE TRES

Viven 364 familias en estos cuatro edificios fueron hechos a finales de la década de los 70 por la misma constructora que hizo los edificios del barrio Iviasa de Alcalá de Henares. Los pisos de las esquinas son de 4 habitaciones y el resto son de tres.

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PARQUE LOS NOGALES DESDE MI CÁMARA (I DE IV)

Barrio Parque Los Nogales, Alcalá de Henares. Madrid. España. Fecha 19/01/2013

Barrio Parque Los Nogales, Alcalá de Henares. Madrid. España. Fecha 19/01/2013 SERIE UNO

Barrio Parque Los Nogales, Alcalá de Henares. Madrid. España. Fecha 19/01/2013

Barrio Parque Los Nogales, Alcalá de Henares. Madrid. España. Fecha 19/01/2013 SERIE UNO

Barrio Parque Los Nogales, Alcalá de Henares. Madrid. España. Fecha 19/01/2013

Barrio Parque Los Nogales, Alcalá de Henares. Madrid. España. Fecha 19/01/2013 SERIE UNO

Barrio Parque Los Nogales, Alcalá de Henares. Madrid. España. Fecha 19/01/2013

Barrio Parque Los Nogales, Alcalá de Henares. Madrid. España. Fecha 19/01/2013 SERIE UNO

Homenaje al barrio Parque Los Nogales es una serie de fotografías en HDR con un tono personal, cargada de luces potentes y un atardecer de enero que estaba difuso de colores. Ese estilo de fotografías tomadas a última hora, todavía pienso que no hay mejor fotografía de la que uno se siente inspirado. Esta vez salí un día de lluvia, miré a  través de los charcos y me encontré edificios que se reflejaban.

No hay nogal que no me inspire poesía, ni almendras que no me recuerden mi niñez, esa que pasaba subido a unos árboles que florecían de rosa-nata cada primavera y había una época del año que regalaban almendrucos.

A veces cuando miro el fuego recuerdo esas fogatas que hacíamos de palos y ramas  dentro de Forjas, una vez mi olor a humo y la piel llena de roña me delato, no hubo calle al otro día, y eso si que me dolía.

Me acuerdo como si fuera ahora cuando en Forjas vivían los gitanitos (uno le llamabamos Blancanieves porque no se lavaba), en aquella época pasaban los de su etnia con el espectáculo de la cabra y  la escalera, mientras algunos pocos vecinos salían de la terraza para dar unas cuantas pesetas.

También recuerdo que había un camino de tierra que empezaba en el puente y se bifurcaba en dos, justo en la curva «peligrosa», uno de ellos si tirabas recto te llevaba a la estación de tren de Alcalá de Henares (en ese hubo una época que se escondia un exhibionista) y el otro que era pasando la curva, subiendo una cuesta pasando el Dulcinea, te llevaba hasta los Maristas o el Colegio San Ignacio de Loyola. Justo este último camino era el que acababa haciéndolo montado en bicicleta con los amigos del barrio, Albertito, Emilio, Nene, etc, Al final del día acabábamos visitando a los profesores de religión que para mí eran unos profetas, estos cristianos me parecían los mas enrollados del mundo sus clases de religión parecían de todo menos de religión, ya que cantábamos, bailábamos, hacíamos juegos y hasta incluso los de octavo hacían obras de teatro, Jesucristo Superstar. En esa cuesta que andaba con la bicicleta, cuando me hice más mayor mi padre me dejaba «conducir», bueno eso es lo que pensaba porque realmente movía el volante del camión subido a sus rodillas, no había cosa que me hiciera más feliz que «conducir el camión de mi padre».

Me acuerdo que una noche de verano sin más ardieron las chavolas de los gitanitos y se marcharon sin ya volver al barrio, mi hermano en esa noche de «cristales rotos» se encontró unos nudos marineros, nos gustaron tanto que decidimos ponerlos en un cuadro de marco blanco con un fondo de terciepelo rojo,  justo en la pared al lado del escritorio.

También vi el barrio Parque Los Nogales cuando no había nada alrededor edificado, todo era un campo. Estaba separado Los Nogales del resto de Alcalá por las vías del tren y un puente de hierro que lo cruzaba sólo con mis padres. Era tan pequeño el barrio, que me acuerdo hasta de los coches de los vecinos de aquella época, siempre me acordaré del coche que me resultaba más espectacular cuando era niño, era de un vecino del portal de al lado, un Peugeot 405 Mi16 rojo con alerón y ruedas gordas, parecía un fórmula 1, soñaba con que me diera una vuelta.

Me acuerdo que el barrio era algo especial, era un pueblo dentro de Alcalá de Henares todos nos conocíamos, los frutos secos, la tienda de Manolo, Bar Los Pinos, Bar Los Nogales, La Bodeguita, etc. La única comunicación con niños de otros barrios era a través de los compañeros del colegio Dulcinea que venían de fuera. A veces se volvían como de nuestro barrio. También me acuerdo del grupo de los mayores, algunos de ellos se autodenominaban S.O.D.

Las madres a algunos de nosotros nos llamaban desde el balcón para que subiéramos a casa, y si estaba detrás del bloque siete me regañaban porque había salido del barrio, ya que allí se escondían algunos para fumar sus primeros cigarrillos o darse sus primeros besos, y en vez del Alcalá Magna había un campo de espigas, éstas crecían en primavera más de un metro y coloreaban el paisaje de un amarillo impresionista que lo recuerdo como un buen cuadro de esos que valen millones.

Para mí la mejor época era primavera esa que ya sentía que faltaba poco de colegio, hacíamos laberintos en los trigales y jugábamos a pillarnos. Unos nos buscábamos a otros sin saber que el agricultor estaba perdiendo su cosecha, la verdad que no recuerdo muchas épocas que se produjera esto pero siempre me acuerdo.

Ese barrio que está lleno de nogales, me ha visto crecer, hasta hacerme joven y quizá mayor, quién sabe. Dicen  los libros que uno no es de ninguna parte, pero yo digo que uno es de su barrio de toda la vida.

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Interferencias…

enero 8, 2012 2 comentarios

«!Qué herramienta tan imprecisa es el lenguaje! Lenta, tosca, manipulable…».
[Me resulta complicado escribir]
Esta mañana sentí fobia hacia la luz. La otrora temida oscuridad, pariente del frío y del misterio, temida siempre de un modo fantástico, visceral, primitivo; más, ahora no. En cierto sentido el ágora en la naturaleza es todo aquel espacio bañado por el sol; el hombre en sus afanes ha violado ese espacio construyendo ciudades y carreteras.
Esta mañana fue un poco como la mañana anterior [Hay dos «conceptos» elementales, diádicos y contrapuestos: frío-oscuridad/luz-calor. El frío siempre se opone al calor, pero no siempre a la oscuridad, y lo mismo ocurre con la luz respectivamente]
Esta mañana, como digo, sentí miedo hacia la luz, una luz que no tenía razón de ser (escribo ahora, a las 8am, y aún es de noche); dos cucarachas diminutas se paseaban por los muebles de la cocina. Tienen forma de bombilla, o de gotas de agua (hoy en día las bombillas tradicionales están cayendo en desuso por eso de que gastan mucho y duran poco), con un par de antenitas desproporcionadamente grandes. Bajo una lupa las patitas muestran desproporción entre sí y la característica similitud con las extremidades de los cangrejos o los langostinos. Las antenas parecen como compuestas por módulos cuasi-triangulares montados en serie. Una sábana tendida se deja ver ondeando a través de la ventana entreabierta, y observo una gota de miel descolgándose del interior de su envase. [ya sé que es una mera proyección] Me rodea un ambiente fantasmal.
Me resulta complicado escribir por escepticismo y descreimiento, por el ‘para qué’ imbuido generacionalmente y por el orgullo de las cosas bien hechas, aunque para esto último sólo disponga -a priori- de mi criterio y mi soledad. No busco la originalidad, entre otras razones porque escribo, sobretodo, para mí; recurro a la escritura para pensar, y cuando pienso recurro, obviamente, al recuerdo y a los enlaces de ideas, si de ahí surge algo nuevo (o eso le parece al lector) puedo asegurar que es pura coincidencia.

Pistola y Cuchillo. Con Montero Glez en Venta de Vargas.

diciembre 11, 2011 12 comentarios

A la entrada de la Venta Vargas, por donde antes aparcaban los coches, un grupo se va formando. Vistos de lejos parecen una comunidad amistosa repartiendo abrazos, regalos y besos, pero bien sé yo que esos tienen mucho peligro, porque están hablando de pistolas y de cuchillos, y también de una bomba Orsini preñada de Pólvora Negra.

Vistos de lejos podría pensarse que han venido a robarle trozos de bronce a la estatua, pero al acercarnos sabremos que en vez de robar, comparten. Le han puesto un cigarro al cantaor y un jersey al niño. Lo del pitillo es un detalle a tener en cuenta, pues dicen los libros que José Monge se agarraba al cigarro como el que se agarra a la vida, así que es posible imaginar su boca riente abrirse de golpe al saber que hay quien le arrima pitis a la estatua, por si acaso tuviera el capricho de darle unas caladas.

Esos del grupo ya han dejado de crecer y de hacerse fotos y de darse abrazos, regalos y besos. Ahora se encaminan a la Venta de Vargas, casa fundada en los tiempos en que La Faraona gateaba, restaurante con eco de soniquete flamenco y regocijo de los buenos paladares que surcaban la carretera de Andalucía a la altura de San Fernando, Cádiz. Si nos perdemos entre ellos fingiendo las artes del despiste y si planchamos bien la oreja quizá podamos discernir a qué han venido, los muy pájaros. Dicen algo de un tal Montero Glez, al parecer escritor bendito. Se oyen menciones al Camarón, pero aun no sabemos si vienen referidas a esa fruta del mar que enjoya las tortillitas o al artista al que acompañaron Paco y Tomate, ese que sale en las fotos de las paredes con su chaquetita colorá y su melena de oro viejo.

Cuando parece que ya vamos entendiendo de qué va esta vaina, se nos vuelven a escapar. Han entrado al cuarto de la derecha, el reservado de Camarón de la Isla, el mismo en que tuvo lugar aquel duelo regicida con Manolo Caracol, si es que es verdad lo que nos ha chivado el Jesús Picardo.  Y ahí les dejamos, pues no somos quien para contar lo que hubo de puertas para dentro. Podemos imaginar que danzarían las palabras y que brillarían las anécdotas, y que un humo espeso y proverbial los envolvería en el recuerdo hasta llevarlos a otro tiempo. Ya sólo queda añadir que hemos visto salir de allí al maestro Rancapino, y que le iba diciendo algo muy raro a su hijo, algo que no podemos entender del todo, algo de un catalán que vino de Holanda para llevarse la Dinamita. Y de una boda. Y de un padrino muy especial que lleva la mirada surcada de ensoñaciones, de gitanos que torean a la luz de la luna, de viajeros y contrabandistas, de fugitivos y de cantaores con poderío de tigre roto novelados en una noche andaluza, a las puertas de la eternidad.

Daniel Carrillo

Montero Glez en la estatua de Camarón

Camarón fumando a la entrada de Venta Vargas

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