Libros quemados en 2021 (II)
Cierto tipo de conformismo patológico invadió una vez esta tierra, igual que muchas otras similares, y no hizo prisioneros.
Hay quien dice que somos nosotros así, pusilánimes, que es nuestro carácter.
Otros opinan que no hay razones para quejarse, así que en verdad somos muy sabios. Para qué alterarse.
El bisabuelo Agustín pensaba que cómo íbamos a ser de otra forma si habían matado a todos los valientes, a todos ¡a todos! Y que nosotros éramos hijos de viudas asustadas, de cobardes que se habían humillado día tras día durante cuarenta años o, aún peor, de chivatos pelotilleros que habían colaborado con señoritos, civiles y autoridades.
Y se echaba una copa de vino. Y otra. Y una más.
El zascandil – Pedro Lopeh
No está claro por qué o para qué escribo estas páginas. Para calmar los nervios. Para leerme más adelante, mañana mismo o dentro de diez años. Para que no solo queden fotos mías, sino también algo de lo que pensé. Para que persistan en una balda de la biblioteca de Toni Etxea, por si a alguien le interesa algún día lejano echarles un vistazo. Para enseñárselas a algunos amigos. Porque me entretiene mucho hacerlo. Porque es como un gran tren de juguete que me he montado en este cuarto, al que voy añadiendo piezas. Porque un día miré para atrás y vi que no me acordaba de nada y desde entonces decidí guardar algo, como quien acumula monedas en una hucha.
Diarios (2004-2007) – Iñaki Uriarte
There’s a secret that real writers know that wannabe writers don’t, and the secret is this: It’s not the writing part that’s hard. What’s hard is sitting down to write.
The War of Art – Steven Pressfield
Ahora falla la universidad, pero sobre todo fallan los padres, que son subnormales, en vez de decir «hijo, tienes que solucionar el aburrimiento tú mismo, no puedo estar ahorrando para llevarte a Port Aventura este año y a Disneylandia el siguiente, tú vive tu vida y déjame a mí vivir la mía, y así progresa la humanidad. Si resulta que voy a vivir para ti, significa condenarte a que tú no vivas para ti, sino que vivas para tus hijos, y que ruede la bola del sacrificio estéril». No es esto el ser humano. Es una forma lamentable de emplear la vida. Cada individuo está obligado a ser el que es. No a través de descendientes sino de él mismo.
Los penúltimos días de Escohotado – Ricardo F. Colmenero
El salón se ha cubierto de humareda, con un ácido, casi asfixiante olor a Cohiba, que se espesa en torno a la mesa. El humo recorta las espaldas de los cinco amigos, sentados y fumando, mientras que, algo más allá, Noelia baila. No es una mujer bailando. Es una alegoría, el símbolo del tiempo perdido. Pero qué hermoso es asomarse a ese tiempo, como quien regresa de la playa de la infancia. Y poder hundir la mano en el agua, sintiendo su frescura. Como el olor a suave menta de las primeras mañanas de marzo, cuando la naturaleza juega a volver a empezar.
Amigos para siempre – Daniel Ruiz García
Y en ese momento, mientras esperaba en la cola para sacar mi billete, yo sentía que formaba parte del paisaje del vetusto hangar boloñés, cumplidos ya más de setenta años de edad y envuelto en una sensación de fatiga existencial, tanto en el cuerpo como en el alma. La idea de que éste sería uno de mis últimos viajes libres, de esos en los que tomaba mi mochila, echaba dentro unas pocas cosas y me iba de España sin preocuparme en exceso por lo que dejaba atrás, despertaba en mi ánimo una corriente de melancolía. Los números no engañan y era consciente de que la vida se me iba escapando. Pero también de que el hecho de deambular por el mundo, cuando emprendes la marcha en solitario y guiado por alguna suerte de pasión, te hace recuperar un aroma de la juventud perdida.
Suite Italiana – Javier Reverte
Para ver las citas literarias de años pasados:
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enero 1, 2023 a las 11:34 pmLibros quemados en 2022 (II) | DUDAS
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