Miguel Indurain
Dicen que desaparece el centenario banco Banesto, pues es pez chico nadando en mar de tiburones. Antes de que Mario Conde tardase un telediario en pasar de élite a chusma, el banco ya daba nombre y patrocinio al equipo ciclista en el que siempre corrió Miguel Indurain, un navarro con planta de leñador que dominó el ciclismo de la época. Indurain y Banesto revolucionaron su deporte, siendo los primeros en planificar toda la temporada en torno a una sola carrera (el Tour de Francia) y en aplicar el ciclismo-control cuando todavía no existía el pinganillo. El navarro machacaba a sus rivales en las etapas contrarreloj y después, con calculada frialdad, iba administrando su ventaja hasta el podio de París. Cuando ponían el himno y la bandera de nuestro Reino era como si aquel tipo estuviera vengando todas y cada una de las cajas de fruta volcadas en la frontera.
La superioridad de Indurain amargó la carrera de algunos ciclistas de gran clase como Rominger, Bugno o Chiapucci, que compartieron con él una época bajo sospecha en la que entre silencios, capotazos y medias verdades parece que nos quieren decir que no sólo de pan vivía el hombre. Yo, que seguí aquello con absoluta devoción infantil, tengo por legendarias unas cuantas palabras de cuando entonces: Jalabert, Telekom, Ugrumov, Saeco-Mercatone. Cipollini esprintaba sin casco para no deslucir la gomina y Miguel Indurain dejaba ganar a los rivales que habían conseguido aguantar su ritmo hasta la cima.
Miguelón supo retirarse a tiempo, tras colgarse el oro olímpico y comprobar que ni con esa bicicleta futurista a la que llamaron Espada iba a ser capaz de volver a batir el Record de la Hora. En los últimos tiempos su estilo fue más agresivo. Como en una etapa llana del último Tour que ganó, un día cualquiera camino de Lieja, cuando atacó porque sí a veinticinco kilómetros de meta retando él solo a todo el pelotón, al que acabó sacando cincuenta segundos. Al día siguiente, la prensa deportiva tituló con una frase que resume bien lo que Indurain fue para los aficionados españoles de nuestra generación: Mi primo el de Zumosol.
Publicado originalmente como columna radiofónica en el programa Cualquier Día de RUAH – Radio Universitaria de Alcalá de Henares ruah.es.
DUDAS 
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