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Los otros independentistas

ESTELADAS

Quiero pensar que hay independentistas que busquen una secesión tranquila, pactada y con apoyo de una clara mayoría. Que estén pensando en un proyecto de dimensión (al menos) generacional.

Quiero pensar que hay independentistas que invoquen la democracia que yo creo verdadera: una que no va de votar cada cuatro años sino de soportar entre todos el peso de la soberanía; una que no trata de imponer la tiranía de la mitad más uno, sino la sensatez de lo mejor para todos.

Quiero pensar que hay independentistas que afrontan la autodeterminación del futuro sin renunciar a la memoria del pasado compartido, a esa mezcla de gloria y vergüenza, de Imperio y de espanto que nos ha llevado hasta aquí. Los que aceptan su cuota de deuda y no sólo su reparto del botín.

Porque hay otros independentistas, sé que los hay, que apelan a derechos pero no quieren saber nada de deberes. Victimistas que dibujan una historia que no existió y prometen un futuro que no puede existir. Cortoplacistas que tanta tensión y tanto odio causan, irresponsables que secretamente suspiran por más violencia, fachas periféricos cuyo perfume reivindicativo no consigue tapar su peste a supremacismo.

Sé que los hay, sí, y que no dejan de dar la tabarra. A veces parece que van a ganar la batalla por aburrimiento de un contrario que al final ceda al grito de “tanta paz lleves como descanso dejas”.

Pero yo quiero pensar que también hay independentistas que de corazón busquen una democracia más directa y más cercana. Y que desde lo local o lo regional podrían sumarse voluntariamente a algunas ideas de fraternidad tan bellas: la de una Europa de los pueblos, la de una unión Ibérica o la de una gran alianza Hispanoamericana.

Y quiero también pensar que los hay, por qué no, independentistas a los que, como a mí, les de tanta pena la bandera de los unos en el balcón como la bandera de los otros en el estadio.

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Publicado originalmente como columna radiofónica en el programa Cualquier Día de RUAH – Radio Universitaria de Alcalá de Henares.

Viva España

noviembre 25, 2017 3 comentarios

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Un país de la envidia, cuna de Caín, con un guerracivilisimo mal enterrado que aflora a primeras de cambio.

Una casta política corrupta en su esencia. Una Constitución obsoleta en cuatro décadas.

Un partido gobernante que paga su sede en dinero negro, y unos millones de votantes a los que les da igual.

Un nacionalismo victimista, cateto y molesto como fatalidad histórica.

Una deuda que no deja de crecer. Una población que no deja de envejecer.

Unos presupuestos que son, año tras año, mentira. Una justicia controlada por la partitocracia. Una injusticia tras otra publicadas en el Boletín Oficial del Estado.

Unos pocos fachas de ayer, de hoy y de siempre que añoran el franquismo. Unos -muchos- antifranquistas que lo añoran aún más.

Un capitalismo de amiguetes. Un 15-M que degenera en partido de disciplina estalinista. Una regeneración que nunca llega.

Y sin embargo, a pesar de los pesares, un país que, a su manera, funciona e incluso progresa. Si miramos con la lupa en muchos puntos, parece que mejora.

¿Por qué será? No lo sé.

No lo sé, pero hoy, y sin que sirva de precedente, tengo ganas de decir aquí, sin mayúsculas, sin signos de exclamación y en bajito, por si acaso: viva España.

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Publicado originalmente como columna radiofónica en el programa Cualquier Día de RUAH – Radio Universitaria de Alcalá de Henares ruah.es.

Atado y bien atado

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Enciendo la tele y oigo hablar a dirigentes de la nueva política, nacidos ya en democracia, que piensan el presente con la mirada fijada en el pasado franquista. Por momentos parece que no hacen propuestas a favor de sus ideas sino en contra del fantasma de la dictadura.

Y es verdad que la mayoría de los males que nos aquejan tiene su origen, como pronto, en la Transición. Ruptura o reforma, se preguntaban ingenuamente, y les respondieron: continuidad. Quizá sí que hubo un puñado de hombres audaces o quizá el miedo reinante impuso la prudencia o quizá nunca hubo otras posibilidades y la España de hoy es un resultado al que se hubiera llegado en cualquier caso, un país mediano arrastrado por el caudal de la historia, homologable a los de su entorno: OTAN, Unión Europea y pensamiento único.

Me pregunto cuántos de nuestros males vienen de no haber limpiado nunca todo lo que manchó la dictadura. Se habla poco de justicia y de libertad, y la palabra democracia no siempre encaja con este Reino que arranca con Juan Carlos jurando fidelidad a los principios del Movimiento Nacional y sigue con una Constitución redactada en secreto. Miro las noticias y sospecho que todo lo actual puede ser ponderado en clave franquista: el independentismo, la factura de la electricidad, el Yak-42, el monopolio político de la Junta de Andalucía, los muertos de las cunetas y los de ETA, el Real Madrid y el Barcelona, el poder bancario y el poder industrial, las pensiones, un partido creado por Fraga y otro resucitado en la clandestinidad.

Apago el televisor y pienso en la nueva política, en la Telefónica que ahora se llama Movistar y en Leonor, y en Sofía. Y me digo a mí mismo que quizá no estuvo tan desatinado el dictador fascista en su discurso de Navidad del 69, cuando dijo aquello de “todo ha quedado atado y bien atado”.

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Publicado originalmente como columna radiofónica en el programa Cualquier Día de RUAH – Radio Universitaria de Alcalá de Henares ruah.es.

Por qué no hablamos de fútbol

noviembre 27, 2016 Deja un comentario

Se cumplen 300 programas de Cualquier Día, y si tuviera que extraer una lección periodística de tantos años me quedaría con este descubrimiento: la selección de noticias es el verdadero mensaje.

Antes de venir a la radio yo veía los informativos atento a lo que me contaban y al tratamiento que a ello le daban. Los medios hablaban más de políticos que de política, más de sucesos puntuales que de cambios sociales y más, mucho más, de fútbol que de todo lo demás.

Con la educadora experiencia de contribuir al guión semanal aportando noticias, he aprendido que la elección de lo que se expone ya tiene una carga ideológica, social y cultural; que independientemente del tratamiento ya existe una intención previa al seleccionar los temas.

Y más importante aún que lo que se cuenta es, ay, lo que no se cuenta. Con el resabio del perro viejo maldigo desde el sofá al interés malsano de los directores de informativos que deciden que se hable más de políticos que de política, más de sucesos puntuales que de cambios sociales y de fútbol… de fútbol… de fútbol nunca hablamos en Cualquier Día.

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Publicado originalmente como columna radiofónica en el programa Cualquier Día de RUAH – Radio Universitaria de Alcalá de Henares ruah.es.

Democracia

noviembre 12, 2016 2 comentarios

President Elect Donald Trump visits the White House

Churchill dijo que el mejor argumento contra la democracia es conversar durante cinco minutos con el votante medio.

Yo, que soy un retorcido, disfruto con la derrota de lo políticamente correcto y con los infrecuentes fracasos de que lo se nos vende como pensamiento único. Cuando toman decisiones desagradables nos dicen “No había alternativa”, pero al final, ¡oh, cielos!, parece que siempre hay alternativa.

Algunos se dicen muy demócratas, pero cuando no sale el candidato que ellos querían, maldicen a la votante chusma que no lee lo que ellos leen ni oye a los profetas televisivos que ellos escuchan. Se dicen demócratas pero reniegan de esa gentuza que no ha alcanzado la iluminación que a ellos les proporciona estar todo el día en Twitter.

Y a los que aún no estamos iluminados del todo tan sólo nos queda una pregunta inocente ¿la democracia es mala, es buena, o depende de sin ganan los nuestros?

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Publicado originalmente como columna radiofónica en el programa Cualquier Día de RUAH – Radio Universitaria de Alcalá de Henares ruah.es.

La deuda

noviembre 15, 2015 3 comentarios

No he pedido ningún préstamo pero debo algo más de mil euros como alcalaíno, algo menos de cuatro mil como madrileño y unos veintidós mil, y subiendo a buen ritmo, como español. Mientras otros se quejan del salario del alcalde o dirigen la mirada al corrupto de turno al que El Poder haya decidido quemar ese día en el telediario, lo que a mí me preocupa especialmente es que se endeuden en mi nombre y la irresponsabilidad de que alguien que va a gobernar cuatro años nos deje a los demás la responsabilidad de pagar sus políticas durante décadas.

Aceptaría de mejor grado que se endeudasen en mi nombre si eso fuera a modo de inversión, apuesta por la ciencia, cambio del modelo educativo o algún tipo de política expansiva. Pero si se trata de equilibrar los gastos del funcionamiento de los ministerios o de pagar pensiones o intereses, entonces los préstamos conducirán inevitablemente a nuevos préstamos y más nos valdría detener cuanto antes la hemorragia. Es nuestro país un yonki de la deuda, a la que no está tan enganchado como Grecia, pero ya que me sacas el tema te voy a decir que lo de los griegos me ha hecho reflexionar: ¿Por qué tan a menudo se culpa al que prestó el dinero en vez de al que lo pidió?

Publicado originalmente como columna radiofónica en el programa Cualquier Día de RUAH – Radio Universitaria de Alcalá de Henares ruah.es.

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Etiquetas

noviembre 1, 2013 8 comentarios

Escribí este texto con la idea de que fuera una Ración de Carrillada, pero no me convence lo suficiente y no quiero hablar de manera tan directa de política. Aun así, y ya que está hecho, lo publico.

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Las etiquetas, cuando se habla de política, no sirven para nada más que para empañar el debate y obturar el enfoque. Voy a intentar demostrarlo utilizándome a mí mismo como experimento:

  • Pienso que las políticas más inteligentes son aquellas que se enfocan hacia un reparto más equitativo de la riqueza, así que podría decirse que soy de izquierdas.
  • Opino que convendría conservar gran parte del vilipendiado Sistema (especialmente en lo que se refiere a sanidad y educación), y de la organización estatal de la Europa de finales del siglo XX. Visto así, bien podría decirse que soy un conservador.
  • Me parece más eficaz el activismo que las votaciones, o que el funcionamiento del parlamento, o que la intenciones de un programa electoral. Y activismo implica, muy a menudo, desobediencia, insubordinación, así que debo ser un antisistema.
  • Me gusta la idea de menos Estado, y por consiguiente menos regulación, menos aparato, menos legislación. En ese sentido, no sería inoportuno llamarme liberal o incluso neoliberal.
  • El nacionalismo me parece una de las más perniciosas ideas humanas. Habrá por tanto quien me tilde de opresor.
  • Pienso que es beneficioso que los gobernantes vivan con un cierto miedo a la justicia y a la violencia, con la certeza de que gobernar mal traerá consecuencias para ellos o sus familiares. Y alguien podría decir, por tanto, que amparo el terrorismo.

Y así podría continuar. Creo que queda demostrado lo fácil que es confundir la parte con el todo cuando no se contempla la totalidad del paisaje. Ojo con las etiquetas facilonas. Yo, para definirme, solamente aceptaría alguna vaguedad que no me encorsetara, algo que tuviera que ver con alguna forma de anarquía.

La Reforma por venir

febrero 18, 2013 3 comentarios

Colaboración de Félix Martínez

En diciembre de 2011 tomaba posesión el Presidente Rajoy. En apenas un año ha venido ejecutando una serie de reformas, que le pone a la altura de los gobiernos más reformistas de la España contemporánea.

De todas estas reformas, todas ellas discutibles, ya que vienen a adelgazar los servicios públicos sin adelgazar lo público inútil y excesos de la clase política, se he echa en falta una primordial que venga a dar respuesta a las motivaciones de la crisis autóctona que España sufre.

La reforma del sistema económico. El avance, progreso y desarrollo de España en los últimos 20 años, ha venido marcado por el boom inmobiliario, el auge espectacular del turismo y el despertar o más bien consolidación industrial.

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La burbuja inmobiliaria: Se ha pretendido dar salida al problema inmobiliario, con la creación de un banco malo, que intentará durante 15 años devaluar lo menos posible el precio de la vivienda, para devolverle en activos sanos, los pasivos envenenados que aglutinaba la banca. Buena salida para la banca, tal vez la única buena; mala salida para los ciudadanos, quienes podrían aprovecharse de unas precios más competitivos, deberán, otra vez, pagar un precio artificialmente inflado, con la sola excusa de salvar los bancos.

Si el precio de la vivienda se devaluara, y no supusiera un pago tan grande entre los ciudadanos, se generaría un superhabit en el bolsillo de miles de españoles, que sin duda detonarían la recuperación económica con el incremento del gasto y el aumento de inversiones productivas.

Porque uno de los problemas del estancamiento financiero, es que los españoles tienen que destinar gran parte de sus ahorros y recursos en lo más básico, tener una vivienda, pagando un coste de oportunidad inmenso al poder destinar parte de ese dinero en el emprendimiento y creación o ampliación de nuevos negocios.

Esto supone la segunda burbuja inmobiliaria, al menos, el mantenimiento artificial de parte de su sobrevalor. Mal vamos.

Otra alternativa, compatibles totalmente, consistiría en el lavado de cerebro cultural, para conseguir que cambiara la percepción y necesidad del español de tener un refugio en propiedad.

Consolidación industrial: En estos años para acá se está produciendo un proceso de deslocalización industrial preocupante. Las condiciones que en los años 60 eran benévolas para grandes industrias parecen dejar de serlo, que empiezan a mirar a Asia para trasladar sus producciones. Las industrias que requieren de una elevada especificación e innovación y desarrollo, como la industria del automóvil, ligado a condiciones laborales favorables para el empleador parecen resistir y sacar pecho en el carácter industrial de España.

Este ejemplo viene a marcar el futuro de España: condiciones laborales competitivas asociadas a una mecanización y especialización que aumenta significativamente el valor añadido. La industria farmaceútica, ingeniería parecieran ser los nichos españoles: el kilogramo de ingeniero es mucho más barato que en la mayoría de la Unión, asociado a un nivel de investigación aceptable (cada vez menos), unas infraestructuras muy buenas y un mercado por venir, el americano, capaz de dar un empujón relevante a la industria española. Sólo falta que el gobierno se percate y se pongan en marcha planes sectoriales para apoyar definitivamente el despegue de esta potencia mundial.

Turismo: Faltan planes para permitir la desestacionalización del mismo, fomentando no solo los destinos de playa y sol, sino otros culturales, educativos, deportivos, históricos, de gran potencial. Por supuesto, seguir apoyando y apostando por el turismo de fiesta y sol, por qué no?, en eso, está claro que somos una potencia mundial, con muchos kilómetros de ventaja (especialmente en lo relativo a la fiesta), con otros destinos árabes que empiezan a ubicarse como clara competencia, especialmente en low cost: Túnez.

Nuevas energías: España es una potencia natural y empresarial en energías renovables. Cabe la potenciación de la industria que permita abrir aún más los horizontes al sector, permitiendo una mayor implantación en el propio país, y una aumento de las exportaciones y ejecución de proyectos en el extranjero.

Con los diferentes desastres nucleares, es un momento estratégico para ubicar la energía eólica y solar entre los principales productores de energía.

Mientras España siga siendo deficitario energéticamente, será un lastre histórico que no permitirá la detonación de todo el potencial turístico, industrial y económico. La replicación de proyectos como la isla de El Hierro (producción energética 100% renovable y posiblemente 100% española) en otros municipios y comarcas del país, vendrán a acercar a la realidad, la posibilidad de constituirse en una isla verde, de producción ecológica de energía en Europa, que venga a mejorar la imagen del país como destino y país turístico responsable.

Revolución

Para comprender que no hay revolución posible basta conocer a mi vecino y a los que como él han descubierto la guillotina a los cuarenta y tantos. Ahora no hay marea a la que no se sume, recorte en educación o sanidad contra el que no proteste o huelga de televisión autonómica, metro o justicia con la que no se solidarice. Antes nunca hablaba de política, pero desde que a él le bajaron el sueldo, a su hijo lo dejaron sin beca y a su hermana, que es enfermera, la despidieron, mi vecino no deja de decir que hay que asaltar el Congreso.

No habrá revolución pero bien podría haber evolución: un cambio colectivo que necesariamente tendría que nacer del cambio individual, del convencimiento íntimo de que las cosas pueden ser de otra manera. Mientras cada cual opine una cosa o la otra dependiendo de si tiene o no un primo antidisturbios, mientras el personal piense que democracia es votar cada cuatro años, mientras a cada alcalde corrupto le espere el aplauso de sus “colocaos” a la salida del juzgado… seguirá habiendo caciques en vez de servidores públicos y las madres seguirán diciendo a sus hijos aquello que, al parecer, acostumbraba a decir Franco para zanjar ciertas conversaciones: “Usted haga como yo y no se meta en política”

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Publicado originalmente como columna radiofónica en el programa Cualquier Día de RUAH – Radio Universitaria de Alcalá de Henares ruah.es.

Independencia

noviembre 19, 2012 5 comentarios

Independencia, qué concepto tan sugerente. Me lleva a pensar en grupos de humanos eligiendo lo que quieren ser, con quien quieren unirse, qué normas quieren darse a sí mismos. Me lleva a idealizar una dinámica de comunidades humanas que se crean y se diluyen, que se transforman y reorganizan, que fluyen en la corriente desbocada que llaman Historia. La sola evocación de la palabra independencia me sugiere una tierra prometida, lucha contra la imposición, libertad, madurez y responsabilidad.

Cierro los ojos y sueño con mi nación independiente. Un pelotón de críos asalvajados pedalea hacia la escuela. Las casas tienen techos solares de placas de grafeno y la energía se intercambia con la red. Los alimentos nacen cerca del lugar donde son consumidos. Los padres leen libros y tienen tiempo para sus hijos. Los profesores enseñan unas veces en el aula y otras en el jardín. Las banderas son cosa de carnaval. Las leyes son pocas y están claras. Un grupo de ciudadanos tiene el encargo de gestionar lo que es de todos durante unos años, y después abandona el gobierno.

Quisiera la independencia para mi nación soñada, que tiene poco que ver con disputas territoriales e imposiciones históricas. Quisiera estar satisfecho con mi comunidad, sea esta un municipio, región, país, o federación de países, y quisiera ver satisfechos a los demás; quizá así no nos dedicaríamos a tocarle las narices a los vecinos ni a destrozar el mundo. Así tendrían algún sentido los conceptos de derecho y deber.

Siguiendo esta lógica, la independencia nos llegará cuando sea menos relevante dónde y cómo nacimos, y nos importe más qué hacemos y con quién nos juntamos. Pensándolo bien, cuando digo independencia quiero decir emancipación. Nos independizaremos, claro. Cuando seamos mayorcitos.

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Publicado originalmente como columna radiofónica en el programa Cualquier Día de RUAH – Radio Universitaria de Alcalá de Henares ruah.es.

* Mi utopía independentista está bastante inspirada en esta poesía y en esta gente.